25/8/12

Fairy Tears, Prologo + Preludio + Capitulo 1.


Bueno antes de que se pongan a leer esta novela, quiero que tengan en consideración que en un principio estaba orientada a ser el libreto de un juego RPG que tenia intención de crear junto a un amigo; pero por motivos de tiempo nunca se concreto y decidí seguir con la idea de la historia que me gusto mucho, espero que la disfruten tanto como yo y comenten, comparta, critiquen, etc.

Prólogo:  
Un mundo habitado por dos razas. 
Elfos, seres majestuosos y divinos, dotados con gran sabiduría pues fueron la primera raza 
inteligente en habitar este mundo. Veloces y precisos en cada movimiento, llegando a tal 
punto en el que son capaces de acercarse a un ciervo por la espalda,  enterrar un cuchillo y 
atravesar su pecho sin que estos pudieran escucharlos u olerlos, es por esto que a los elfos 
de raza guerrera se les otorgó el título de “asesinos silentes”. Entre los elfos, las diferencias 
físicas no son muchas, por lo general las mujeres son de gran belleza, cuerpo delgado y 
bien formado, con un puro y luminoso cabello dorado. Los hombres son delgados y altos, 
con el cabello rubio no más allá de los hombros, orejas en punta y ojos pequeños. Si bien 
los elfos son muy parecidos entre sí, cada elfo posee una marca de nacimiento llamada 
“tatuaje élfico”, la cual aparece en un lugar determinado del cuerpo, esta marca es 
hereditaria, es decir el hijo de un elfo poseerá el mismo tatuaje que su padre, pero lo que 
varía es el tamaño y el lugar en el que esta posicionado, haciendo a un elfo identificable 
uno del otro, también se puede saber el linaje del que proviene este elfo gracias al tatuaje  
que posee. Su vida transcurre alrededor de 300 años. 
Luego de los elfos, nació una segunda raza pensante, eran los descendientes del mono, los 
humanos, quienes fueron dotados con una increíble habilidad de aprendizaje, poseedores de 
una extraordinaria fuerza y resistencia. Rápidamente estos seres muy distintos unos de 
otros, se fueron adaptando al mundo en el cual primeramente habitaban los elfos, llegando a 
tal punto en que todas las aldeas y ciudades eran habitadas por ambas razas, compartiendo 
el mundo de forma armoniosa y pacifica. Entre las dos razas se formaron los matrimonios 
mixtos, pero sin explicación alguna los hijos de estos matrimonios no podían ser híbridos, 
si no que nacían como elfos o humanos puros. Aunque gran parte de las aldeas eran mixtas, 
sin una raza dominante en ellas, también existía tanto la capital Élfica, llamada Daggry, 
como la capital Humana llamada Skumring, he aquí donde cada raza ponía sus leyes y regía 
a su pueblo bajo su propio criterio. 
En un mundo como este circulaba una leyenda en gran parte del continente, sobre un 
artefacto llamado “Lágrima de Hada”, el cual poseía un poder tan increíble que era capaz 
de realizar hasta el más loco de los deseos. Muchos valientes guerreros de ambas razas 
habían decidido aventurarse para obtener tan preciado objeto, pero ninguno había tenido 
éxito en esta búsqueda. Bajo esta leyenda, nacen muchas otras más, así como la que les 
contaré ahora, la leyenda que nació bajo la leyenda de “¡Fairy Tears!” 




Preludio: 
Flash Back. 
Cada vez que recuerdo, cada vez que recuerdo a mi pequeño hermanito, es como si mi día 
se iluminase. Cuando nació, me enamoré perdidamente de él, era tan pequeño y hermoso, 
en ese tiempo mi padre y mi madre eran comerciantes viajeros, así que el parto fue en una 
posada de una aldea que luego se convirtió en nuestro hogar, Root era su nombre. La 
primera sonrisa que dio mi hermano fue a los meses de haber nacido, vio como papá se 
golpeaba los dedos mientras construía nuestra casa, esto le causo mucha gracia mostrando 
una sonrisa muy hermosa y pura acompañada de unos pequeños balbuceos, “Gi gi gi” se 
escuchaba, por esto mi padres decidieron nombrarlo “Gio”, a mí me causo más gracia el 
hecho de que pasaran meses sin ponerse de acuerdo con un nombre y se decidieran por este 
debido a algo tan simple. 
A los siete años, mi hermanito era un niño muy activo, se metía siempre en problemas 
debido a sus travesuras, yo siempre lo acompañaba para defenderlo porque me encantaba su 
presencia, ese mismo año nuestro padre falleció, fue un golpe duro para ambos, pero aún 
más para Gio, cambió bastante, aunque no se si fuera un cambio malo o bueno, pero 
maduró muy rápidamente y en poco tiempo tomó el lugar de papá como la cabeza de la 
familia. Mi madre luego de la muerte de mi padre decidió que nos siguiéramos quedando en 
la aldea Root, ellos nos acogieron muy bien, adoptamos sus costumbres y nos volvimos 
parte de ellos. 
Los años pasaban y Gio se volvía cada vez más guapo, esbelto y valeroso. Había heredado 
la fuerza de Papá, dentro de la aldea no existía nadie más fuerte que Gio, aunque era algo 
torpe para manejar las armas. El día en que nuestras vidas dieron un giro de 360º, Gio tenia 
16 años y yo 21, ese día pescábamos en el río principal de la aldea, el rio Zim-Sin… 







Canto Primero: 
Creando una leyenda, en busca de otra


Tan precisos, tan veloces, sus movimientos eran tan perfectos que incluso para el elfo más
erudito seria difícil describirlo. Elena pescaba con gran majestuosidad en el Rio Zim-Sin,
los movimientos de su lanza eran hermosos, no importaba quien fuera el que observara
realmente parecía una artista danzante cuya lanza no era más que una extensión de su
cuerpo. Con rápidos movimientos ensartaba su lanza en el centro del pez y con un pequeño
impulso, lo hacia volar por los aires en dirección a la gran canasta que se encontraba a
orillas del río. Junto a la canasta estaba su hermano menor Gio; un chico humano de
dieciséis años, esbelto y de cabello castaño, quien al ver que la enorme canasta estaba
repleta de peces, le grito a su hermana.
-¡Hermana!, creo que con eso es suficiente.
-¿Seguro?, tal vez unos cuantos más… por si hacen falta.- Respondió la joven elfa.
-No, creo que con esto ya no pescamos en un año…-Respondió Gio, la canasta era enorme
casi del porte de Gio, y estaba repleta de peces hasta el borde.
-Bien… si crees que es suficiente, volvamos.-Le dijo Elena, luego de esto con un solo salto
se pone en la orilla.
Gio levanta sin dificultad alguna la enorme canasta poniéndola en su espalda como una
mochila, Elena quien ya empezaba a caminar le pregunta.
-¿Esta pesada?
-¿Tú que crees?-Respondió Gio.
-Siendo tú, debe parecerte que no llevas nada en la espalda.- Le dijo Elena.
-Algo así, jeje.-Contesto Gio.- ¿Pero porqué usamos una canasta tan grande, realmente nos
comeremos con mamá todos estos pescados?
-¿Qué acaso ya lo olvidaste?, es para la comida de esta noche.-Le respondió Elena- Toda la
aldea estará ahí, ¡Dios!, ya estamos atrasados apresúrate o mamá nos regañará.
-Tienes razón, tomemos el camino del bosque para llegar más rápido.- Dijo Gio, luego de
esto ambos empiezaron a caminar por el sendero.
Camino a la aldea ellos se tropiezan con un par de Slimes agresivos. Criaturas gelatinosas
que suelen ser indiferente ante los que pasan por su territorio, pero una vez se ponen en
guardia, sólo queda la opción de enfrentarlos.
-Bien, quítalos del camino Gio.- Le dijo Elena mientras sonríe.
-Pero yo llevo la carga, además tú eres mucho mejor luchando que yo.- Respondió Gio.
-¿¡Que acaso no eres hombre!?, ¿Cómo puedes dejar el trabajo duro a una mujer?, vamos
hazte valer como hombre y derrota a esas sabandijas. –Replico Elena con cierto fervor en
sus palabras.
-Pero… si te encargas tú se solucionaría más rápido…-Dijo él mientras retrocedía unos
pasos.
-No te preocupes, yo te guiare en tus acciones, ¡ahora, adelante!- Grito Elena.
El combate fue rápido, si bien Gio no poseía maestría alguna en el uso de la espada, su
descomunal fuerza fue suficiente para someter a los Slime´s. Ya librados de la pequeña
plaga el resto del camino fue muy pacífico.
La aldea Root, era muy popular debido al gran árbol en el centro de ella, cuyas raíces
cubrían como una especie de iglú la aldea, era donde habitaba el Dios del Bosque de ese
lugar, al cual la aldea veneraba. Si bien las raíces del gran árbol cubrían por completo la
aldea, no tapaban la luz solar pues eran una especie de vidrios, por fuera parecían raíces
normales cubriendo la aldea, pero una vez se entraba las raíces parecía haber desaparecido,
ya que al mirar al cielo, el sol llega directamente a los ojos y parece no haber nada encima.
Llegaron Corriendo a su humilde hogar, una pequeña choza. Una vez dentro Gio grita.
-¡Llegamos!, tengo hambre mujer ¿Dónde esta mi comida?
Luego de estos gritos Gio es golpeado por un cucharón, quien lo golpea es su madre, una
elfa de alrededor de 175 años, era muy común para los elfos que han pasado los 100 años perder la noción de su edad, por lo que a la hora que decían su edad casi siempre lo hacían solo aproximando. Esta mujer era muy parecida a Elena a excepción de su cabello el cual solo le llegaba al hombro, su tatuaje estaba posicionado en su muslo izquierdo.
-¡Esa no es manera de hablarle a tu madre niño!- Dijo furiosa la madre de Gio.
-¡Oh, mujer! Nuevamente delirando que eres mi madre, como tu marido estoy muy
preocupado ¿sabes?-Respondió Gio
-Oh… parece que a cierto crio irrespetuoso le están afectando fuertemente las hormonas,
pero no te preocupes conozco un buen antídoto…- Dijo la madre de Gio con una expresión
monstruosa y furiosa en su rostro.
-Que… ¡hey!, ¡hey! ¿Qué estas pensando hacer con ese cucharon?... ¿Es de hierro, sabes?- Dijo Gio asustado.
-Muy tarde mocoso… debo aplicar el antídoto…- Dicho esto la madre de Gio lo somete a
una sesión de cucharazos.
Elena que observaba tranquilamente como una cosa de todos los días, y así era
prácticamente, suelta una pequeña risa mientras decía:
-No deberías enojarte tanto mamá, yo que tu lo tomaría como un cumplido, después de todo
-Gio tiene razón, te ves muy joven es como si fuéramos de la misma edad.
-Gra-gracias, hermana…- Contestó Gio al ver que por escuchar esto su madre dejó de
golpearlo.
-Es una maldición, que pueda vivir tanto…- Le respondió a Elena, con una clara expresión
de tristeza.
Al notar esta expresión ambos hijos se deprimen, cuando observó a sus hijos deprimidos por su culpa la madre de Gio cambió completamente su rostro y les gritó.
-¡Que hacen parados ahí!, ¡hay mucho que hacer, hoy es el gran festín!, vamos a prepararlo
todo ¿sí?
Los dos jóvenes se sorprendieron por el rebose repentino de alegría de su madre, pero al entender la razón de esto, decidieron tomar la oferta de la elfa, y recargarse de energía junto con ella
Mientras preparaban todo, Aria; la madre de Gio, llamó la atención del chico y le dijo.
-Gio, el florista me dijo que tenía listo tu encargo, que pasaras por él pronto, será mejor que vayas antes de que se enoje por hacerlo esperar.
-El florista… ¡ya recuerdo, gracias mamá ayudare más tarde!- Dijo a lo que seguido salió corriendo rumbo al florista.
-Cuanta vitalidad, Dios…- Pensó en voz alta Aria.
Apenas el florista vio que Gio se acercaba, sacó un hermoso decorado de flores el cual se
encontraba muy bien guardado dentro de un estante con dos puertas corredizas, Gio le pidió el arreglo al florista, el cual se lo dio y a cambió recibió unas cuantas monedas.
Luego de esto y junto con el arreglo floral salió de la aldea en dirección al enorme
prado detrás de está, el cual era usado como cementerio. Una vez en el prado se acercó a
una pequeña tumba con una enorme Claymore puesta como lápida, estas espadas gigantes eran muy famosas en el reino humano, pues estos eran los únicos capaces de utilizarlas debido a su enorme fuerza. En la empuñadura de la espada es donde dejó las flores, mientras habla para la tumba.
-¿Cómo has estado, padre?, hace un buen tiempo que no venia a visitarte, aunque para mi
este año pasara muy rápido, puede que para ti no ¿verdad? Este ultimo tiempo a sido muy
divertido, recuerdas el año pasado cuando te hable sobre unos abusivos que me habían
golpeado, pues este año lo intentaron otra vez, nada mas que ahora fueron ellos los que
terminaron golpeados. Me he vuelto muy fuerte papá... ¡oh cierto!, recuerdas que cuando era pequeño Elena cocinaba para nosotros dos, y que el resultado de eso era un viscosidad
realmente horrorosa, pero que a pesar de eso teníamos que comérnoslo porque si no ella
comenzaba a llorar, pues ahora es otro cuento, su comida es realmente deliciosa, creo que
pronto superara a la de mamá. Sí, las cosas han cambiado mucho últimamente y yo también lo he hecho, me he vuelto más fuerte, más valiente, más grande, así que no te preocupes… padre, mamá esta tan saludable como siempre, Elena se ha vuelto tan habilidosa que no lo podrías creer, tu siempre dijiste que ella se convertiría en una gran guerrera…-Gio guardóun silencio con el cual comienzo a temblar levemente y prosiguió.- Y que yo… yo… siempre estaría ahí para cuidarlas… Por eso no te preocupes, fijo yo me ocuparé de ambas- Gritó esto ultimo mientras las lágrimas comenzaron a brotar a cántaros.
Cuando anocheció, el gran festival anual de la aldea tomó lugar. Todos los años en esta fecha se celebraba al gran dios del bosque que con sus raíces cuidaba de la aldea, por esto los aldeanos se reunían en una gran mesa para comer y festejar.
-A celebrar bastardos, esta noche nos olvidaremos de todo, absolutamente de todo- Gritó
Gio medio ebrio después de beber unas cuantas copas de vino.
-Pero que niño, su primera vez bebiendo y mira como se pone.- Se reía a carcajadas el herrero de la aldea mientras celebraba bulliciosamente juntó con Gio y los demás habitantes de la aldea.
-¡Hey, hermanito! ¿No crees que deberías moderarte un poco? – Preguntó Elena que
estaba sentada frente a él.
-¡A callar mujer!, ¡No creas que por hablarme bonito te haré caso! ¡Esta es noche de
hombres señores! ¡Hombres! ¡Ustedes las mujeres deben quedarse calladitas sirviéndonos
comida y bebidas!- Exclamó el muchacho entrecortado debido al alcohol en su cuerpo, mientras se reía estrepitosamente, pero esa risa fue interrumpida por un plato volador que llego directo a su rostro, lanzado por Aria.
-¡¿A quien diablos dices que debemos servir?, maldito niño gritón! – Rugió Aria enfurecida.
-¡Oh, Dios! ¡Gio hizo enojar a la jefaza, estamos en problemas chicos, preparen las
defensas anti-gruñonas! –Anunció el florista.
-¡A la orden! – Respondieron los otros hombres de la fiesta.
-¡Que tanto balbucean ustedes también, bastardos! – Los sermoneó Aria.
Así es como transcurrió la fiesta, entre gritos, risotadas y bailes. Cuando llegó la celebración a su clímax, todos se tranquilizaron y se sentaron en donde les correspondía, el ambiente cambió drásticamente y se podó sentir una pesada aura de preocupación alrededor de todos.
-El dios del bosque ya ha decidido, por favor esperemos a que anuncie el veredicto. – Dijo
el Patriarca de la aldea, a lo que todos respondieron cerrando los ojos.
Cuando la gente del pueblo volvió a abrir los ojos, una flecha blanca estaba posicionada
frente a Aria, automáticamente las caras de Gio y Elena se horrorizaron. Gio exaltado se
levantó rápidamente de su puesto y comienzo gritar:
-Están bromeando… ¡Están bromeando, verdad!, buena broma chicos… mas bien, que
pésimo gusto tienen para sus bromas ¿saben?, ¡venga ya!, quiten esa flecha que nadie se esta riendo…¡Bien me reiré para que estén satisfechos! – Entonces comienzo a reírse
exageradamente.
-Gio…- Dijo Aria.
-¡Ven, ya me reí así que pueden detener la broma!
-¡Gio! –Pronunció más fuerte esta vez Aria.
-¡Que les pasa malditos hijos de..., les estoy diciendo que ya no hace gracia, saquen esa mierda de fle...!
-¡Gio! Ya es suficiente…- Gritó Aria interrumpiéndolo y haciéndolo callar.
Entonces Gio golpeó la mesa y comienzo a maldecir para sí mismo, los aldeanos se retiraron silenciosamente dejando a la familia atrás. Elena se acercó a Aria quien no se había movido ni inmutado desde que la flecha apareció, la joven elfa delicadamente usó sus manos para que su madre la mirara a los ojos, cuando vio los ojos compasivos que le ofrecía su hija esta estalló en llanto, así es como se mantuvieron hasta el amanecer.
Unas horas después de que Aria, Elena y Gio fueran a dormir, el joven humano se levantó para salir antes de que despertara su hermana y su madre, pero Elena lo detuvo antes de que se fuera, por un instante, ella observó los ojos de Gio repletos de odio y dolor, unos ojos tan intimidantes que por un momento Elena no pudo hablar, pero se recupero cuando vio que los ojos de su hermano cambiaron al verla.
-Tranquilízate Gio…- Le dijo Elena.
-¡Como quieres que me tranquilice!, mamá va a ser… va ser…-Dijo Gio.
-Recuerda que no somos los únicos que hemos pasado por esto, el dios del bosque cada año elige un sacrificio dentro de todos los aldeanos para así poder alargar su vida, si no lo hacemos las raíces del gran árbol caerán sobre la aldea.
-Solo porque el dios las haría caer…- Susurró Gio fríamente.
-Sea cual sea la razón, debes recordar que en esta aldea hay muchos que han sufrido lo
mismo que estamos sufriendo nosotros ahora, debes ser cauteloso con lo que dices.
-Lo tendré en mente…-Dicho esto se fue.
Luego de vagar por el bosque para intentar apaciguar su mente, regresa a su casa, donde se topó con Aria quien estaba mirándose a un espejo, observando el hermoso vestido azul que llevaba.
-¿Qué tal?, Me veo hermosa ¿verdad?, este fue el vestido que el patriarca dijo que me
pusiera.- Le comentó Aria.
-¡No entiendo! ¿Cómo puedes sonreír en un momento así? – Se desesperaba Gio.
Entonces Aria se le acercó, tomó la cabeza de su hijo y la colocó sobre su pecho, diciéndole delicadamente.
-Uno debe morir tarde o temprano, de cierta forma estoy un poco feliz de que sea temprano y más aún si es por el bien de los demás… ya va siendo hora de que me vaya.
Y sin decir nada más, dejó la casa. Gio quedó completamente anonadado y también se retiró rumbo a la tumba de su padre. Una vez ahí frente a la tumba dejó pasar el tiempo hasta el anochecer, pensando.
-Ya lo he decidido… la salvaré. –Dijo Gio mientras se levanta y toma la espada de su
padre.- Lo haré con esta espada.
-¡Quieto ahí, ¿a donde piensas ir con la espada de papá?!.- Le gritó Elena que se acercaba
con su lanza.
-Elena… ¿Cómo supiste que estaba acá?
-Supongo que ambos estamos pensando lo mismo. –Le dijo Elena mientras sonríe.
-Tu lanza… ¿me ayudarás?
-Veamos... es cierto que no somos los únicos en pasar por esto, pero tampoco quiere decir que por eso nos quedemos sin hacer nada, es nuestra madre después de todo ¿no?-Respondió Elena.
-¡Hermana!, sí, es como dices no hay razón para solo quedarse a observar, ¡vamos!.-Le dijo Gio a Elena con una gran sonrisa y luego dirigiéndose a la tumba.- Nosotros nos retiramos padre, me voy a cumplir mi promesa… por favor espera por nosotros, los tres vendremos a verte.
Ambos, hermano y hermana se dirigieron al corazón del bosque, después de derrotar a los monstruos que se habían aglomerado para defender al dios del bosque mientras se llevaba a cabo el ritual. Una vez en el lugar, Gio y Elena se escondieron para observar la situación, en ese momento el dios del bosque estaba frente a Aria, quien esperaba que la devoraran.
-Tenemos que trazar un plan para sorprender al dios del bosque…- Sugirió Elena.
-¡Uaaaaaaah!-Gritó Gio mientras se lanzaba contra el dios, sin pensar en nada más que salvar a su madre.
-¡Gio!- Exclamó Aria, luego de esto fue tomada rehén por el dios del bosque.
-Automáticamente se puso a la defensiva, es más astuto de lo que creí, no será fácil
derrotarlo…-Pensó en voz alta Elena, mientras corría para asistir a su hermano.
El combate contra el dios fue tedioso para los hermanos, si bien se le atribuía el nombre de dios, solo era una divinidad de menor grado, ligada a un ser para mantenerse en esta tierra, en el caso de está el gran árbol de la aldea Root. Muchos otros se han enfrentado antes contra deidades menores, y salidos victoriosos del encuentro, sin embargo, los hermanos la tenían difícil, pues solo eran dos personas. Si bien los agiles y experimentados movimientos de Elena, y la increíble fuerza de los golpes de Gio opusieron resistencia al increíble poder de un dios, quien si bien había sido tomado por sorpresa, no demoró mucho en llevar el ritmo de la batalla e inclinar la balanza a su favor. En medio del combate Aria les gritó a sus hijos:
-¡Deténganse, yo he aceptado esto, así que por favor paren!
-¡¿Pero qué rayos estás diciendo mamá?!-Dijo cuando encontró la oportunidad de hablar en medio de la batalla.
-Esto es lo mejor para todos, si no muero aquí habrá mucho sufrimiento para la aldea, mi
muerte es lo mejor para todos.
-¡¿Pero qué mierda dices, cómo va a ser tu muerte lo mejor para todos, por qué eres tan
egoísta?!- Pudo dirigirse Gio a su madre, mientras Elena distraía al dios.
-¡Esto es por el bien de todos!, deténganse, corran lejos de aquí y salven sus vidas, no las
desperdicien intentando salvar un vida que ya ha durado bastante en este mundo.
-¡Cállate!, ¿tan poco valoras nuestros sentimientos?, no seas tan egoísta, tu vida no es sólo
tuya, sólo piensas en el bien que causarás con tu muerte, pero ¿te has puesto a pensar en los que dejaras atrás cuando mueras, en los que abandonaras y lloraran tu muerte?, ¡Realmente quieres causarnos tanto dolor!, ¡Verte morir aquí es mucho mas doloroso que morir defendiéndote! ¡Si realmente nos aprecias no desees tu muerte, por favor no desprecies los sentimientos de todos los que te aman!-Dijo Gio, dejando todo el aire acumulado en sus pulmones en estas palabras
-¡Madre!, yo no quiero que nos dejes solos, por favor no nos abandones.- Se unió Elena a las palabras de su hermano.
-Yo… definitivamente te salvare.-Dijo Gio.- Así que dilo, no quiero hacer esto sabiendo
que realmente quieres abandonarnos, si tú lo dices yo definitivamente lo haré.
-Gio yo…
-¡Vamos, dilo mujer!
-¡Sálvenme!-Grito Aria mientras estallaba en llanto.- ¡No quiero morir, no quiero morir,
quiero ver a mis hijos crecer, quiero seguir abrazándolos, besándolos, amándolos, quiero
ver a mis nietos, a mis bisnietos, yo quiero vivir, por favor sálvenme!
Entonces ambos hermanos reanimados se lanzaron nuevamente al combate, esta vez la
batalla se aceleraba cada vez mas y ningún bando parecía ceder, el increíble poder de una
deidad no era para tomarse a la ligera, difícilmente se podría creer que solo dos jóvenes podrían ser capaz de derrotarlo, pero aun así los dos hermanos se mantenían de pie
haciéndole frente a ese gran poder. Existían distintos tipos de deidades, como así distintos tipos de atributos para estas, había deidades con nula habilidad mágica, pero una capacidad física sin precedentes, las había quienes podían controlar un elemento a la perfección, las había aquellas que podían controlar a los espíritus, las que podían invocar bestias y las que entraban en la mente de las personas. Todas las deidades tenían una habilidad diferente, en el caso del dios del bosque de la aldea Root, su estilo de combate era una combinación de ataques físicos imbuidos con magia, durante el combate, el enorme cuerpo brilloso y transparente, parecido al agua, dejaba caer unas gotas las cuales tomaban la forma del dios en miniatura, estas criaturas creadas a partir del cuerpo del dios, eran débiles pero ágiles y precisas, mientras distraía a los jóvenes con las criaturas, solidificaba sus puños y arremetía con descomunal fuerza. Para contrarrestar esta táctica los hermanos se distribuyeron el trabajo, mientras Elena que era agil, mucho más que las criaturas que invocaba el dios, destruía a los mini-dioses, Gio con su gran espada y enorme fuerza, bloqueaba los golpes de la deidad, de esta manera podían mantener el ritmo del dios, por lo menos era así hasta que Gio fue lastimado en el hombro izquierdo debido a un descuido suyo, dejándole una hemorragia y al ver esto Elena horrorizada corre a ayudarlo.
-¡Gio, ¿estas bien?!- Se notaba la desesperación en Elena.
-Si… no te preocupes no es nada…-Dijo Gio.
-Maldito monstruo hijo de...-Le dijo Elena al dios del bosque, mostrando unos ojos
extremadamente aterradores, los cuales Gio nunca antes había visto.- Mi pequeño
hermanito… mi hermoso y querido hermanito… del cual siempre procuro que este seguro,
al cual nunca puedo dejar solo, la cosa mas preciada para mi en este mundo, la única razón
por la que vivo… ¡¿Cómo mierda te atreves a lastimarlo, maldito saco de porquería?! Voy a patear tu sagrado trasero, te haré pagar por esto…
Entonces fieramente se lanzo contra el dios, Gio pudo observarlo claramente, el dios estaba
atemorizado por la presencia de Elena, sus ataques se volvieron torpes y Elena los esquivó
fácilmente hasta que llego a la cabeza del dios y se la corto de un rápido movimiento con su lanza. Antes de que el cadáver de el dios del bosque se extinguiera, este cogió el cuerpo de Aria, arrancó su alma y se la llevó con él. El cuerpo inerte cayó al piso, Gio y Elena
rápidamente fueron a socorrerla, Aria respiraba, pero había caído en un profundo sueño del
que no despertaría.
-¡Que rayos!, ¿por qué hermana, por qué…? yo le dije… que la salvaría, aún así…-Dijo Gio mientras lloraba. Elena solo guardo silencio.
Gio recogió el cuerpo de su madre y lo llevó hasta su casa, ahí lo recostó y se quedó a
observarlo en silencio. Luego de un tiempo le preguntó a su hermana:
-¿Qué fue lo que pasó exactamente?
-Creo que su alma… su alma fue destruida por el Dios del bosque.- Respondió Elena.
-Eso significa que no esta muerta verdad, ella aún respira, aun no esta muerta…-Le dijo
Gio.
-Es un cuerpo sin alma, es como un cascaron vacío, no volverá a despertar de su sueño.-Comentó Elena.
-Entonces ¿qué deberíamos hacer?, no está muerta ni viva… ¡Que diablos deberíamos
hacer!- Vociferó Gio de manera desgarradora.
Luego de esta conversación los hermanos escucharon un ruido que provenía desde afuera, al ir a averiguar de qué se trataba se topan con toda la aldea frente a ellos.
-¡Como se atrevieron a asesinar a nuestro dios! –Los apuntaba enfurecido el patriarca.-, haciendo honor a la memoria de su padre, les daré el mínimo castigo que pueden recibir, deberán marcharse de esta aldea y jamás volver.
-Deben estar bromeando, ¡los libramos de la horrible maldición que tenía esta aldea! –Gio enfurecido por la actitud de la aldea.
-¡Lo único que han hecho niño, es condenar a la aldea!, sin el dios del bosque pronto las
raíces que nos protegen se secarán y la aldea perderá su bendición, estaremos completamente indefensos.- Contesto el patriarca.
-¡Bien!, de todos modos ya no tengo ninguna razón para permanecer en este lugar.-Dijo Gio mientras se retira a la casa.
Los aldeanos le permitieron quedarse una última noche en la aldea, a la
mañana siguiente Gio y Elena, antes de irse de la aldea, cargaron el cuerpo durmiente de su madre y pasaron largo rato frente a la tumba de su padre, sin decir palabra alguna. Una vez en el umbral de entrada a la aldea Gio se detiene y mira a su hermana fijamente para decirle:
-Definitivamente… definitivamente la salvaré.
-Sí. – Responde Elena sonriéndole.
Mientras caminaban, y a los minutos después de haber salido de los dominios de la aldea, se toparon con un encapuchado viajero, éste los miró y se detuvo a hablar con ellos.
-¡Oh!, pero que hermoso cuerpo sin alma llevas ahí, niño.
-¿Qué…? ¿Cómo es qué tú...?- Le preguntó Gio al viajero.
-Soy un viajero sabes, cuando se recorre el mundo como yo, se ve todo tipo de cosas y
también se aprende a reconocer otras…
-Un viajero... ¡No estoy para bromas con respecto a este tema!.- Le contesto fríamente Gio.
-No son bromas jóvenes, creo… creo que ustedes como viajeros iniciados aún no lo saben ¿verdad?
-¿Saber qué?
-Pues del tesoro mas buscado de este mundo… ¡Fairy Tears! El objeto que puede cumplir
cualquier deseo.
-¿Cualquier deseo?- Preguntó Gio extrañado, era la primera vez que escuchaba algo así.
-Cualquier deseo…
-Interesante información viejo. ¿Cómo debería tomar este gesto?- Pregunto Gio riéndose.
-Pues tómalo… como un regalo de bienvenida al mundo de los viajeros.
-Ya veo, ya veo, este mundo... es más grande de lo que imaginaba- Dijo Gio dejando atrás al viajero.
-¿Qué fue todo eso Gio? Su conversación fue muy extraña... –Pregunto Elena. 
-¿No te diste cuenta?, ese viejo no es una persona ordinaria y no solo eso, nos acaban de dar un rumbo… nosotros buscaremos el ¡Fairy Tears!

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